La verdad, no se; ¿que es real en el cúmulo de histeria acumulada? ¿que es verdad en los pleitos descarnados que afloran sin calculo?.
Emergen de la nada, sin bases razonables y como alaridos sin motivo, así son los susurros inquietantes que nadie entiende; ni desea comprender.
La lógica de sentirse desamparado ante esta indiferencia , a veces no radica en la mera sensación de angustia y soledad, va mas allá, va hacia lo mas profundo de nuestro corazón, en el cuál aún se pelean nuestro presente y pasado, intentando ser uno de ellos el gobernador o condicionante de nuestra manera de vivir.
Todos los corazones poseen cicatrices; algunas nos recuerdan con dolor esporádico, que están ahí , otras solo son parte de la forma que nuestra esencia ha desarrollado y otras simplemente no son, no se han transformado y continúan como heridas abiertas que se extienden con el paso del tiempo.
Cerrarlas; forma parte única y exclusivamente de nuestra propia voluntad.
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