Y fue ese preciso
instante,aquel de los que vienen después de las emociones abruptas
cuando determinados comportamientos te han llevado finalmente a
darte cuenta de que tu hogar no reside en otras personas, el refugio
reside en ti mismo y es el único en el que te puedes sentir conectado
a la vida, resguardado de cualquier peligro y sentir la máxima
coherencia con tu propia verdad. Esto no supone no tener en cuenta al
resto de tus compañeros ; sino , captar la esencia que los mismos
te transmiten en determinadas ocasiones y adaptarla o desecharla acorde nuestras necesidades y principios.
Porque debemos recordar
que ser uno mismo no conlleva a no escuchar al resto; si no a dejar
ser aconsejados y obrar en función de lo que dicte nuestro corazón. A
veces no es posible captar el camino con nuestra propia mirada;
necesitamos las ajenas.
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