Centenario de un Hundimiento

14 de abril de 1912.
Inevitablemente porque el destino lo ha seleccionado así, un gran navío, acompañado por múltiples humanos,
roza con la coincidencia y la mala suerte, abriendo una gran herida en su casco y sorteando el transatlántico a una muerte segura a varios pasajeros, que por negligencia de los componentes de la prestigiosa compañía: White Star Line, los cuales bautizan al navío como insumergible, como un coloso al que nadie puede arrebatar su dureza, lujosidad y seguridad.
La actitud de las personas ante las nuevas construcciones navales, ante la ignorancia de los peligros que supone una navegación a alta velocidad en aguas en las que si permanecías un determinado y corto periodo de tiempo posiblemente convertiría al cuerpo de las victimas en un gélido material sin vida.
Nunca, nunca se debe sobreestimar a una construcción hecha por los humanos, aunque posiblemente se podría tener la certeza de que las cosas saldrían bien a bordo de un barco que aun siendo inseguro, contase con una cifra considerable y ajustada para todos los habitantes que navegasen, una cifra de oportunidades para continuar su vida, para comenzar de nuevo, coquetear con la muerte y burlarla.
Por todas aquellas personas que dieron su vida a cambio de que otros recibiesen una oportunidad para escapar del triste final que posiblemente ellos escogerían.

Por muy dura que la situación se presentase, es difícil no obviar la actitud de estas personas para escoger, escoger que vida valía mas, la suya o la del resto, evidentemente el altruismo que se demuestra en estas situaciones limite es el que al final enseña  al resto, la que muestra la fuerte seguridad, valentía, empatia y sobretodo bondad que alojan en lo mas profundo de sus entrañas.
Con motivo de conmemoración a esta tragedia y apreciación a estas personas me he visto obligado a plasmar lo que pienso, algo que espero que permanezca en mi mente por mucho tiempo.
Dedicado a todas las personas que anteponen la vida de los demás a su individual ser.