lunes, 29 de septiembre de 2014

¿Quien te dijo amigo que eso servía de algo?
 me imagino; que sirve, si; para alejar ; para que algo alterado dentro de ti, pueda estarlo menos; tenga el lujo de no enfrentarse a aquello que sigue sin entender, sin asumir. 

Sirve para recluirte en ti mismo y sí, tal vez eso que te perseguía ya no existe, pero lo que has creado levanta muros de roca frente a tu corazón, para que nadie pueda atravesarlo, para que nadie pueda dañarlo. 

Enterrándome en el hielo aprendí lo que era la soledad, que era la falta de optimismo,  la perspicacia.... el odio a algo que crees que te acecha , pero finalmente;aunque a duras penas consigues ver la verdad, obtienes la esencia de tu agitación tan cercana, tan extrema, esa que genera el odio hacia uno mismo. 

sábado, 27 de septiembre de 2014

Sensaciones que matan.. sentimientos que anulan

Me consume; como el fuego de los mecheros, que nunca conservo; al prender un cigarro tras otro en la penumbra de mi dormitorio. 

Lo arrastro como un bloque de hormigón; tanto es su peso que ni tan siquiera me permite respirar; esa sensación que se describe incluso cuando me encuentro bajo el agua tratando de llegar al otro lado de la piscina, solo siento angustia sumergido, con los oídos inundados, solo silencio y me mente llorando. Pienso que jamás podré salir de ahí respirando, con el corazón latiendo, con la vida entre mis manos. Jamás llegaré al otro borde; pero lo consigo y seguidamente vuelvo a la carga con varios intentos más, . 

Es ahí cuando te das cuenta que solo son sensaciones y que tu cuerpo no perecerá nunca bajo tu mente; si realmente tu no lo quieres.
Sucede lo mismo con los retos cotidianos de la vida; los retos en los que en términos absolutos no hablamos de vivir o morir, si no de vivir mejor o vivir como realmente se quiere. 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

En determinadas ocasiones  cuesta trabajo creer que todo va a mejorar ; en esos instantes pensamos que lo que  hoy sentimos se quedará con nosotros para siempre; que jamás lograremos corregir lo que se ha torcido en nuestro camino. 
No estamos estancados, no queremos que esto ocurra nunca , pero a veces lo que tenemos entre manos, lo poco que creemos tener; nos incita a esto. Es una falsa creencia; una distorsión momentánea causada por la frustración. Porque potencialmente lo tenemos todo, todo esta con nosotros y lo ignoramos. 
Lo contrario ocurre cuando nos encontramos satisfechos; cuando encontramos la paz con nosotros mismos; todo es tan sumamente agradable... y aunque no tengamos nada, no estemos viviendo el momento más fructuoso de nuestras pequeñas vidas; las mínimas banalidades de nuestro día esbozan una sonrisa en nuestro rostro: el sabor de un café y un croissant tostado por las mañanas, el chiste menos inteligente que hayamos oído por la radio; cosas como estas nos empujan a seguir respirando con alivio nuestro día. 
Todo ello está con nosotros durante la frustración; pero nuestro estado anímico no le da ninguna coherencia, todo cobra un tono grisáceo y produce en nosotros el efecto contrario al descrito anteriormente. Pero no es más que inconformismo con nuestra situación; inconformismo que acabará por agotarnos... porque nada cambiará en instantes ni en mañanas . Por esta razón en nuestras manos queda la decisión que consideremos acertada: agotarnos y echar todo a perder o aceptar la tormenta aprendiendo a obviarla para minimizarla y ver con mas claridad que es lo que queremos de nosotros mismos.  

martes, 9 de septiembre de 2014

A veces quisiera poder trasladarme en tiempo y espacio a esos recuerdos que nos dejáron una huella indeleble; que marcáron nuestro ser hacia el aspecto adquirido. Porque a veces no recordamos como sucedió, como nos sentiamos en ese instante para poder continuar nuestra vida; sin el neuroticismo que nos hace continuamente anhelar ese o aquellos momentos  en los cuáles pensabamos :"todo irá bien". 

Pero lo único que podemos hallar; es el sentimiento actual y esas circunstancias que te rodean; las cuáles hay que afrontar; convertir de nuestra realidad un continuo desafio, aquel que si no logras ganar; te conducirá indudablemente a la monotonía y retroalimentación de tu conducta derrotista; es decir : a mantener tu odioso estado actual.