Sentirse lleno...

Puede que algo se nos desprenda cuando crecemos, algo a lo que no podemos asignar ningún significado. 

Algo que realmente no podemos definir con palabras.. solo lo sentimos desde la profundidad de nuestras emociones. 

Sin darnos cuenta algo ha cambiado aquí dentro, eso que nos incita a buscar la mejora de nuestro día a día, ya no nos conformamos con ser felices y poseer cuanto necesitemos. 

Ahora la búsqueda ciega de la autorrealización es nuestra labor. Quizá los pasos anteriores o dejarnos llevar por nuestra situación sea la que nos mantenga realmente con los pies en el suelo. 

Las garras de la melancolía.

Cada vivencia sumida en los mas profundo de nuestro corazón, cuando nuestro estomago se siente oprimido, esa sensación de melancolía que nos recorre las entrañas y nos evoca un familiar sentimiento, un sentimiento que no volverá, o que al menos esta lejos de nosotros.
Ese lugar que dejamos y que posiblemente no volvamos a visitar en el resto de nuestra trayectoria.
Aquel lugar en el que dejas encerrados tantos susurros, alegrías, gritos, desesperación, tristezas, un cumulo de sentimientos que nos seguirán visitando en diferentes etapas, en diferentes lugares  próximos a visitar.
Aprende del resto, asume tus propias decisiones y siente a determinadas personas como una parte mas de ti.

A por todas!

La victoria llega cuando no piensas constantemente en ella. Cuando sin saber como, simplemente te concentras en el camino para sus posibilidades.

Nunca va a llegar el día en el que recibamos triunfos de inmediato. 

La serenidad es la clave de nuestros aciertos.

Dudosos momentos, aquellos en los que nuestro ser no puede definir el concepto de estar libre, no puede definir que es ser normal.
Cada lucha, cada derrota, cada victoria, todos aquellos pasos que un día formaran parte de lo que es el conocimiento de nuestra identidad, del sentido de nuestro camino.

Solo la continuidad y la perseverancia, 
definirán por fin nuestro significado.

Lamentarse, nuestro primer recurso.

Esa espiral que nos atrapa, esa espiral que no para de girar , de un lado hacia el otro, de arriba hacia abajo sin descanso, taladrando todos nuestros sentidos, y haciendo que se conviertan en simples espectadores de la desdicha. No dejando aflorar lo que realmente necesitamos, lo que realmente nos podría sacar de la espiral.

Es aquello que se enciende, cuando las derrotas han alcanzado el fondo. 

Aquello llamado energía interior, la luz mas potente que podemos crear.